No te encuentro en mis letras,
tampoco en las tuyas,
no te encuentro ni en hospitales
ni en sanatorios que curan heridas.
Siempre estarás en mis andares,
a la luz de faroles callejeros,
a la imagen de un sandwich con burlitzer,
con la seguridad que yo estoy en tí
al cobijo de muros celestes.
Con el tiempo guardado en una botella
a la sombra de una luna llena
vestida con pétalos de rosas rojas
y abrigo de la flor del poeta.
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