Niño hermoso que llegaste a la vida 
desde mis entrañas.
Niño aprendiz de sabio que te acoges a mi sombra; 
te cobijas en mis enseñanzas; en mis caricias; en mi amor.
En tus juegos infantiles, 
delatas la felicidad que sientes, 
felicidad de ser mío; de estar conmigo;
de compartir tantas cosas.
Me sigues de atrás,
recorres mis caminos recorridos.
Trato de evitarte el camino malo; 
el camino empedrado; el camino mal trazado;
pero sólo tú sabes si sigues exactamente mis pisadas 
o continuas por una senda distinta, 
incluso mejor que la que yo te presento.
Eres mi continuación; eres yo en miniatura; 
tus ojos; tu sonrisa;
tus gestos me reflejan como un espejo; 
pero eres tú. 
Personita maravillosa, con tu llegada
le diste un vuelco a mi vida, 
llenándola del más puro amor; 
del mas limpio y sano amor.
Amor de madre.
Irma Pavez Carmona
Febrero 2009
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