Extranjero, que no es de aquí, ni es de allá,
pero fue aquí donde se cruzaron sus caminos,
donde vivieron un amor breve, intenso; apasionado,
equivalente a mil años juntos de otros amantes.
Fueron adolescentes en su madurez, compartiendo experiencias vividas;
disfrutadas; ganadas; reflejadas en los hilos de plata de sus sienes.
Aquí, también fue donde se alejaron.
Ella una muñeca, él un caballero.
Sin despedidas, sin palabras, sin llantos, sin un adiós
sólo un hasta siempre, queriendo que la vida los vuelva a juntar
ya sea aquí o sea allá, hasta la eternidad,
reviviendo esos maravillosos momentos ya vividos.
Irma Pavez C.
Febrero 2009
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