Un día me amas,
al otro, sólo indiferencia.
Un día me extrañas,
al otro, ni te acuerdas.
Un día me estrecharías en tus brazos,
al otro, apenas un saludo.
Un día quieres dormir conmigo,
al otro, no quieres mi cama.
Un día me reclamas de sed,
al otro, ni hambre tienes.
Y así, podría seguir, hasta llenar un cuaderno
y...., ¿para qué?
¿para leerlo en mis noches de angustia?
¿para leerlo con la soledad de mi alma?
lunes, 13 de junio de 2011
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