la misma que fue tuya hasta los huesos,
la perdiste, la dejaste, la abandonaste a sus lágrimas,
con aquel verbo dominado con fuerza por tí.
Y ahora......, que ya te olvidó,
que no se acuerda día a día de tí,
te apareces,
te cruzas entre ella y ese incipiente nuevo amor
con el que ella sueña cada noche.
Aquella mujer, ya no está,
murió el día que partiste arrepentido de tus dichos.
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