te espero día a día,
en el negro de tus blancos signos,
esta vez, imborrables.
En la soledad de mi dormir,
me acompaña tu presencia sonámbula
deslizándose en mis sábanas,
se acomoda a mi diestra
y descansa entre mis brazos.
En insomnios in-voluntarios,
mi sonrisa ilumina tu caminata,
mi mirada te persigue
por el laberinto de los recuerdos.
Con mi copa de vino rouge
brindo por la esperanza de lo posible.
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