Amor de frutos prohibidos, 
regado con rocíos de pasión, 
alimentado con signos de distancia,
que creció día a día, 
a la luz de la esperanza.
En esta sociedad 
castradora de ilusiones, 
el amor se esconde, 
muere abandonado 
en la soledad del pecador.
Se encierra el tiempo en una botella, 
para ahogarlo en el horizonte de ese mar azul, 
de sueños olvidados,
de luces que se apagan
en la oscuridad del olvido.
jueves, 21 de julio de 2011
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